Yo nadaba, nadaba tan rápido como mi cola de sirena me permitía nadar. Llevaba nadando muchos kilómetros y esa cosa seguía tras de mí. Quería huir, llegar hasta Islandia, hasta tierra firme... En esos momentos podía haberme transformado y haber cantado mi canción, pero estaba demasiado cerca. Si paraba me cogería. Tenía miedo y no sabía cuanto faltaba para llegar hasta Islandia. Entonces algo me envolvió, algo que brillaba se posó en mi cuello. Parecía una luciérnaga, pero... ¿bajo el agua? No podía ser. Entonces grité, quizás eso fue lo que me salvó, o quizás no... Todo lo que había a mi alrededor fue desapareciendo, cada vez las cosas eran menos nítidas y se oscurecían. Después, todo era oscuridad...
Alguien: ¡He chica! ¡Despierta!Alguien: Calla ya Lidia, déjala descansar...
Lidia: Pero abuela... Han pasado dos días desde que la encontramos en la playa, ¡y aún no ha despertado!
Abuela: ¡Mira está abriendo los ojos!
Luchia: Donde... ¿dónde estoy? ¿Quiénes sois?
Lidia: Estás en Islandia, te encontramos en la playa. Yo soy Lidia, y esta es mi abuela Clara.
Luchia: Yo soy Luchia.
Miré a aquellas dos personas que no había visto nunca. Lidia era alta, de pelo negro y rizado y de mi edad, sus ojos eran marrones y parecía una de esas personas que casi no tenían paciencia. Clara era muy diferente. Apenas parecían abuela y nieta. Ella tenía el pelo blanco, era más baja y sus ojos eran azules. Parecía buena persona y eso hizo que me relajara. Seguía sin saber lo que había sucedido, pero una parte de mi no quería saberlo.
Tenía frío, más frío de lo normal. Se notaba que estaba en un país tan al norte.Cogí el collar con mi perla y lo abrí. Allí estaba mi perla rosa. Suspiré de alivio y me levanté de la cama.
Clara: Ponte esta chaqueta. Es de Lidia pero no le importa prestartela, ¿verdad?Lidia: Pues claro que no me importa dejarle mi chaqueta a una DESCONOCIDA que encontramos en la playa.
Luchia: Gracias.
Me puse la chaqueta y mis botas rojas. La chaqueta era de pelo rosa y llevaba una capucha del mismo color. Demasiado rosa en mi opinión. Me gusta el rosa, pero no tanto.
Me miré en un espejo que había en la habitación. Estaba muchísimo más delgada y tenía el pelo sucio. No sabía que hacer, si quedarme en Islandia, o volver al mar, así que decidí que me tomaría un tiempo para decidir.
Clara: Tienes el baño preparado. Debes de tener hambre, así que también he preparado un poco de sopa. ¡Algo me decía que ibas a despertar hoy!Luchia: Muchas gracias, de veras.
Lidia: ¿De dónde eres? ¿Cuándo vas a volver? Espero que pronto.
Clara: ¡¡Lidia!!
Lidia: ¿Qué?
No pude evitar sonreír. No podía contestar a la pregunta de Lidia, aunque debía irme de la casa cuanto antes. Yo quería seguir en Islandia, así que debía de encontrar un trabajo. Sabía que con trece años nadie me contrataría, pero no perdía nada por intentarlo.
Me metí en la bañera y me alegré de ver mi cola de sirena de nuevo. Cuando salí me comí un plato tras otro de sopa hasta que me llené por completo, y eso me recordó a Hanon. ¿Dónde estarían todas? Seguramente en sus respectivos reinos. Después me acordé de Hippo y de como se habría puesto al ver que no estaba en el palacio. Terminé y me levanté. Les di las gracias a las dos y les dije que me iría de allí y buscaría trabajo en algún lugar cercano.
Clara: ¡Oh! ¡No! No podemos permitirte que te vayas así. Fuera hace frío y no encontrarás trabajo. Quédate aquí. A mí no me importa.Lidia: ¿¡Qué!?
Luchia: ¡Muchas gracias! Me quedaré si a usted no le importa.
Lidia: ¿Mi opinión no cuenta o qué?
Lidia definitivamente que caía mal, muy mal. Sobretodo porque yo no le había hecho absolutamente nada y ella se portaba fatal conmigo. Como Karen con Rina al principio.
Clara: Tu habitación será en la que has despertado.
Me di la vuelta y fui a esa habitación. Desde allí podía oír hablar a Clara y a Lidia.
Lidia: ¿Te fias de ella abuela?Clara: Parece buena persona.
Lidia: Igual que Charles el pescador, ¡y mira como acabó!
Clara: Esto es diferente, no creo que ella acabe robando en el banco.
Lidia: ¿Que no? Tú solo espera, es cuestión de tiempo.
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